Narra el matutino madrileño El Mundo una corrida del domingo 1 de agosto en la plaza de Las Ventas de Madrid.
El torero, Juan Carlos Rey.
El torero, Juan Carlos Rey.
El toro, Zapatero; bueno, en realidad era un novillo, negro listón, 451 kilos.
"Mucha guasa en los tendidos", dice el cronista, Lucas Pérez.
"Zapatero tuvo nobleza, pero se quedó corto y embistió con la cara alta. Se desentendió de la muleta que le presentaba el torero, iba y venía a su aire, sin compromiso. Vista la poca colaboración, Rey decidió acabar con la vida del animal. Estocada en lo alto y Zapatero cayó sin puntilla. Ovación para Rey".
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