Reproduzco íntegro , del blog amigo:
http://tellagorri.blogspot.comel interesante artículo, que constituye una magistral lección de historia:
JERUSALEM: Datos y creencias.
Ortega y Gasset explica las diferencias entre ideas ycreencias.
Las ideas aparecen como resultado de la ocupación intelectual, de la recopilación de datos, del contraste de éstos, de la reflexión… Las ideas se tienen y se sostienen o se cambian, ante una nueva evidencia o razonamiento.
En cambio, en las creencias se está. "Nos tienen a nosotros y constituyen la base de nuestra vida, el terreno sobre el que acontece. Toda nuestra conducta, incluso la intelectual, depende de cuál sea el sistema de nuestras creencias auténticas, no solemos tener conciencia expresa de ellas, no las pensamos, sino que actúan latentes, como implicaciones de cuanto expresamente hacemos y pensamos".
Lo que solemos llamar realidad o mundo exterior no es ya la realidad primaria y desnuda de toda interpretación humana, sino que es lo que creemos, con firme y consolidada creencia, ser la realidad".
Esta diferencia, IDEAS y CREENCIAS, marca los tipos de gentes con las que debatimos. Si son creyentes de algunos conceptos antes de lo que supone contrastarlos con la realidad, no hay nada que debatir con ellos.
Con respecto a ISRAEL, este post está dirigido a quienes se nutren de ideas para conocer la realidad. A los otros, les dejo que sigan "creyendo" lo que les dé la gana.
Jerusalén es la capital de Israel, esto no tiene vuelta de hoja. Que existan en la misma ciudad "lugares santos" hebreos, cristianos y musulmanes, y que razonablemente los creyentes de las diferentes religiones puedan acceder a sus lugares de culto, nada tiene que ver con la naturaleza de capital de Israel de Jerusalén.
Los palestinos, como los kurdos, no habiendo jamás tenido un Estado (el que está a la vista será el primero), no han tenido capital; en cambio, y mil años antes de Jesucristo, David fundó Jerusalén como capital del reino de Israel.
Luego, bien sabido es que el destino de esa ciudad fue caótico, sometida a guerras y ocupaciones e integrada en grandes imperios, como el romano o el otomano, terminando, para ir deprisa, con el británico (1922-1947).
Pero cuando Israel ha existido, como reino o estado-nación, ha tenido por capital Jerusalén (Tel Aviv fue un interludio "jurídico", como Bonn). La propaganda progre-palestina sobre Jerusalén –o Jerusalén Este–, supuesta capital de un Estado palestino en gestación, no se basa en ninguna realidad histórica; de hecho, se refiere a la ocupación militar de Jerusalén por la Legión Árabe en 1948.
Recordemos que en mayo 1948 Ben Gurion proclama el renacimiento del Estado de Israel, que acata las decisiones de la ONU en cuanto a fronteras y relaciones con el vecino Estado arabopalestino.
Quienes no lo aceptan son los estados árabes, que intentan impedir la creación de los ambos estados desencadenando la primera guerra arabo-israelí. Tropas de Egipto, Siria, Líbano y Jordania (que considera Palestina como provincia suya, no sin razones) invaden a sangre y fuego las tierras de Israel, ocupan Jerusalén, destrozando su barrio judío y masacrando su población civil, etcétera.
La responsabilidad del Reino Unido en esta primera guerra es evidente, porque tenía entonces fuertes lazos coloniales con esos países árabes agresores, y además su force de frappe militar, la Legión Árabe, estaba al mando de un general británico, John Bagor Glubb, apodado Glubb Pachá.
Pero el Gobierno británico se convence –o más bien le convencen– de que hay que respetar las decisiones de la ONU y ordena a su general Glubb y a los demás mandos británicos de la Legión Árabe detener su ofensiva, la única victoriosa, porque los pioneros sionistas habían detenido la invasión árabe en los demás "frentes".
E Israel comienza su trágica y heroica andadura, hasta hoy. Y los palestinos reivindican un trozo de Jerusalén, conquistado por los arabo-británicos de la Legión Árabe, como capital.
Israel siempre está en crisis más o menos grave; desde que conoció su parto sangriento, en 1948, tras la decisión de la ONU de crear dos estados, uno judío, el otro árabe, y todos los países árabes de la región lanzaron sus tropas para impedirlo, oponiéndose por las armas a la creación tanto del Estado hebreo como del arabopalestino.
Desde entonces hasta hoy, las guerras, las agresiones, el terrorismo contra Israel jamás han cesado, y el peligro se reanuda hoy con las tétricas amenazas de Irán, que posee armas de destrucción masiva nucleares y proclama su voluntad de "borrar Israel del mapa"
Tellagorri
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