viernes, 26 de marzo de 2010

Energías sostenibles

En el siguiente artículo, el Prof. Dr. Julio Montes, expone una panorámica de las formas de energía disponibles en ESPAÑA y establece una crítica sobre las ventajas e inconvenientes de cada sistema de producción llegando a la conclusión de que es necesario un pacto nacional sobre la energía sostenible, con criterios únicamente científicos y económicos y dejando a un lado las posiciones demagógicas de determinados grupos.
F.J.
 
 
 ESPAÑA es un país que importa más del 80% de los recursos energéticos que consume, fundamentalmente gas y petróleo. Una  panorámica de la política energética de las últimas décadas permite ver una inconsistencia legislativa que desincentiva las inversiones en el sector. Se requiere urgentemente un pacto nacional en este tema tan fundamental para la economía sostenible. Las formas de energía no pueden ser objeto de campañas electorales.

Hasta los años 70, el carbón nacional y la energía hidráulica generada en las grandes presas eran los únicos recursos energéticos disponibles. En los años 70 aparece la energía nuclear como elemento diferencial. Existe uranio en España y se desarrolla una capacidad nacional para  la explotación de sus yacimientos  y concentración del mineral. La fisión nuclear como fuente energética  tiene una característica muy singular: La energía que puede proporcionar un  gramo de uranio es equivalente a la que se obtendría de una tonelada de carbón.

La introducción de la energía nuclear en España se hizo siguiendo las pautas de seguridad y calidad del organismo regulador americano, NRC, lo que obligó a los participantes españoles a elevar su nivel a cotas internacionales. Todas las instalaciones nucleares  se comenzaron después de realizar  un estudio exhaustivo del impacto ambiental  de su operación normal y en caso de accidente.

Paralelamente a la construcción de las centrales nucleares se crearon organismos independientes, como el Consejo de Seguridad Nuclear,  para controlar la idoneidad de su instalación y la seguridad de su operación mediante  análisis preliminares, inspecciones periódicas y evaluación de las incidencias que pudieran surgir de acuerdo con una legislación y reglamentación  que constituyen un marco de referencia perfectamente definido.

A mediados de los 80 se hace una revisión de la planificación energética con fuertes cargas ideológicas. El partido gobernante en su programa electoral se había declarado, sin argumentos fehacientes, antinuclear. Se decreta una moratoria nuclear que interrumpe la construcción de nuevas centrales incluidas las que estaban en fase de terminación. El elevado coste económico que representó esta paralización se hizo repercutir en la factura eléctrica de cada contribuyente ¿Se puede seguir tratando de eliminar la energía nuclear por razones aparentemente ideológicas? ¿Cuál es el motivo de la arbitraria decisión gubernamental de detener posteriormente la operación de la central nuclear de santa Maria de Garoña en un plazo de cuatro años? ¿Cumplir con una  promesa electoral?

 

En los años 90 hubo una apuesta muy fuerte por las centrales de gas con ciclo combinado. Era una manera de soterrar los problemas de incumplimiento de la nueva directiva europea sobre las emisiones de la mayor parte de las centrales de carbón españolas. Las unidades generadoras con gas son más eficientes que las centrales de carbón,  y  su  emisión de gases ácidos, partículas y gases de efecto invernadero,  es mucho menor. Por  contrapartida se empezó a consumir masivamente un recurso energético, el gas natural, inexistente en España. La seguridad del suministro de materias primas energéticas dejaba de ser sostenible. Sería ahora necesario analizar si el régimen de funcionamiento de estas centrales, condicionado por las energías renovables,  es el más adecuado.

La cogeneración

El incremento del nivel de vida de la población española y el desarrollo económico e  industrial experimentado en España en ese periodo significó un aumento del consumo energético. Era necesaria una política  racional de ahorro energético que no afectase  a las cotas de bienestar que iba alcanzando la sociedad. Una nueva legislación impulsó la cogeneración, es decir la producción de energía eléctrica en una instalación industrial y  la utilización del calor residual de la generación en  el proceso de producción. La legislación permitió un aumento notable de las instalaciones de cogeneración, pero dio lugar a que se utilizasen, no como sistemas para fomentar el ahorro energético, sino como un negocio de generación de energía eléctrica. Una legislación posterior cortó ese abuso, pero frenó el aumento de la cogeneración. Hay que fomentar  seriamente el ahorro energético como elemento de sostenibilidad.

En esa misma década se establece una legislación para impulsar las energías renovables mediante subvenciones y primas. El sistema favoreció la introducción selectiva  de nuevas tecnologías,  instalándose con prioridad  las que puedan tener más interés para el capital, no para el consumidor. Estos beneficios tienen que ser revisados cuando la nueva tecnología  esté ya introducida en el sistema eléctrico. Las revisiones realizadas en el año 2009 para las instalaciones eólicas y fotovoltaicas han originado profundas  alarmas y protestas en el sector. Algunos han esbozado la idea de que si no se detiene la operación de las centrales nucleares, ¿cómo se va a conseguir ejecutar el programa de energías renovables? La afirmación produce hilaridad. ¿Constituyen las energías renovables un axioma del partido que gobierna? Las energías renovables son necesarias pero son  aleatorias. ¿Realmente se cree que el sistema de primas y subvenciones actual esta impulsando adecuadamente todas las energías renovables, incluyendo la energía geotérmica? ¿Es razonable que la deuda tarifaria por estos conceptos llegue a cifras superiores a los 4.000 millones de euros anuales? ¿El carácter aleatorio de las energías eólica  y fotovoltaica no está creando serios problemas de gestión del sector eléctrico?

La introducción de los biocarburantes se ha realizado, en principio de acuerdo con la Directiva de la Comisión Europea que fijaba unos porcentajes de mezcla del bioetanol y del biodiesel con los actuales carburantes derivados del petróleo. En España existe una producción de bioetanol que puede  ser suficiente para cumplir los límites europeos  establecidos. Habría que mezclar el bioetanol directamente con las gasolinas como se  está haciendo en  Estados Unidos y en Brasil. Hay que establecer una política  clara respecto del biodiesel que permita participar a la industria nacional.

Es necesario un pacto nacional sobre energía sostenible con criterios definidos evitando  las posiciones demagógicas de determinados  grupos.
Dr.(Cías. Físicas) Julio MONTES
www.elconfidencial.com

 


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