Escribe: ALFREDO PALACIOS DONGO,alm. ® Armada de Perú.
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El pasado 31 de mayo el presidente boliviano Evo Morales, durante una entrevista a un diario chileno, lanzó una grave acusación al manifestar que el Perú interpuso la demanda de delimitación marítima contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) solo para perjudicar a Bolivia para que no tenga salida al mar, añadiendo tener información que “el gobierno peruano sabe que va a perder dicha demanda”. Estas satíricas declaraciones muestran una clara intención de desprestigiar al Perú y denotan un absoluto desconocimiento jurídico sobre esta controversia, la cual iniciamos exclusivamente en defensa de nuestros intereses nacionales por no existir un tratado de límites marítimos con Chile, con el fin de lograr una solución justa y equitativa a la superposición de las áreas marítimas, en lo cual Bolivia no tiene absoluta participación.
Pero además, estas inconcebibles declaraciones cargadas de una agresividad sin precedentes contra el Perú, marcan una política de acercamiento a Chile por conveniencia. Morales tiene la esperanza que involucrando y desprestigiando a nuestro país durante el proceso contencioso sobre la delimitación marítima con Chile en la CIJ, este país decida algún día otorgarle una salida soberana al mar, a pesar de su reiterada y firme posición negativa.
En este contexto, es importante resaltar que desde hace muchos años la postura chilena ha estado dirigida a que el Perú aparezca como el gran obstáculo para la salida al mar de Bolivia. Este azuzamiento de Chile a Bolivia alcanzó notoriedad cuando en mayo de 2004 el presidente Ricardo Lagos manifestara que el Perú era la principal oposición para que Bolivia deje de ser país mediterráneo. Posteriormente, en febrero de 2005 reiteró: “lo que Chile puede decir es que hay un tercer país (refiriéndose al Perú) que debe pronunciarse, y mientras no lo haga, que sentido tiene conversar (con Bolivia)”. En noviembre del mismo año reiteró que una salida territorial de Bolivia al mar quedaría bloqueada si la frontera marítima entre Chile y Perú se desplazara hacia el sur, lo cual fue avalado por el canciller boliviano Hernando Velasco.
Cuando el 12 de agosto de 2007 el Perú aprobara la Carta del Límite Exterior Sector Sur de su dominio marítimo, la reacción boliviana fue que el Perú quiso boicotear o disuadir la utilización de un corredor por Arica en momentos que las negociaciones entre Bolivia y Chile vivían un buen momento. Asimismo, al presentar nuestra demanda ante la CIJ el 16 de enero de 2008, en la Cámara de Diputados boliviana consideraron que ésta perjudicaba sus reivindicaciones marítimas, y hasta el Canciller David Choquehuanca absurdamente dijo que cada vez que Bolivia y Chile intentan una solución al tema del enclaustramiento de su país “el Perú siempre saca algún temita que nos pueda perjudicar”.
Nuestra diplomacia que siempre ha mostrado apoyo y respaldo a la aspiración marítima boliviana –muchas veces con excesivo entusiasmo– ha generado en ese país falsas expectativas. Las incisivas declaraciones de Evo Morales nos obligan a plantear a Bolivia, de manera firme y pragmática, que no les corresponde inmiscuirse en nuestros asuntos internos, y que en el tema de su salida al mar no tenemos absolutamente nada que tratar por no corresponder nuestra participación ni opinión en un asunto estrictamente bilateral entre Chile y Bolivia, salvo que de acuerdo al tratado de 1929 se nos consulte sobre un arreglo concreto entre ambos países que le otorgue una concesión por territorios chilenos que fueron peruanos antes de la Guerra del Pacífico.
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