viernes, 5 de diciembre de 2008

Terrorismo de ETA (4)

Bien por Rajoy. Le ha exigido a Zapatero la liquidación de la presencia etarra en los Ayuntamientos controlados por los terroristas bajo la máscara de ANV. Con la ley en la mano, Zapatero puede desmontar al partido proetarra incluso en los municipios en los que gobierna con mayoría absoluta.

     El órdago está ya lanzado. Veremos cómo lo juega el presidente de las dádivas y las mercedes. Si lo acepta y arbitra las fórmulas legales para suspender los 42 Ayuntamientos etarras, habrá que comenzar a pensar que Zapatero está modificando seriamente su apuesta de la legislatura anterior. Si se calla, se esconde, da largas, busca subterfugios y cerdea, entonces tendrá razón Mayor Oreja y se pondrá en evidencia el pacto subterráneo que todavía mantiene con Eta a la espera de que se supere la crisis económica y eso le permita reanudar el proceso de rendición del Estado ante la banda terrorista.

     No hay disculpas, y menos tras el asesinato de Uría, para no arremeter contra Eta y desmantelar su presencia en varias docenas de municipios vascos a los que está sangrando para financiar las actividades de la banda terrorista.

     Se acabaron los eufemismos, los paripés, las martingalas, los embustes. O Zapatero liquida conforme a las exigencias de Rajoy el control o la presencia etarra en 42 Ayuntamientos vascos o habrá que convenir que negociadores nacionales, y sobre todo internacionales, mantienen los contactos con Eta para que se reanude el llamado proceso de paz, el cual no significa otra cosa, como denunció María San Gil, que la rendición del Estado ante Eta para que la banda terrorista obtenga todas las exigencias de la alternativa Kas, Navarra incluida.

Luis María ANSON


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que pasa es que no existe voluntad política para desmontar los ayuntamientos en manos de los etarras. Tácticas dilatorias y esperar a ver que ocurre en los comicios vascos; seña de que todavía estan pensando en negociar, o están negociando bajo cuerda que todavía es peor.
Cuando un gobierno quiere hacer una cosa, aunque sea de dudosa legalidad, la hace y si luego alguna instancia superior la censura, ya se verá lo que ocurre.
Un ejemplo: CASO RUMASA.
La intervención del gobierno en Rumasa se hizo "manu militari", decreto ley que te crió y en cuestión de horas RUMASA fue intervenida. ¿Legalidad de esta actuación? Muy discutible, tánto que el TC de entonces por poco se la carga y a posteriori hasta el TS dió la razón a Ruiz-Mateos.
Otro caso mas reciente y muy ejemplar: MARBELLA; se disuelve su Ayuntamiento y en paz, aquí si interesaba dar un golpe de mano sin contemplaciones.
Por tanto que no nos vengan con historias estos picapleitos que ya no cuela nada y no tragamos ni un pelo: ESTA CLARO QUE NO QUIEREN HACERLO .
http://fj-lasideasdejeugenio.blogspot.com

Anónimo dijo...

Si hay algo que hace tiempo repugna es esa repetición de las palabras. Treinta y tres años desde que, con la muerte de Franco, la gente creyera que la ETA disculpada o explicada por la izquierda iba a desaparecer. Las mismas palabras, como en una tragedia griega. Unas reales: la del dolor de la familia y los amigos; otras rituales: los periodistas acusan a los políticos de repetirlas de forma incansable y monótona, pero sus comentarios son igualmente monótonos y repetitivos. La gente –los ciudadanos en la jerga políticamente correcta- miramos los telediarios entre el desencanto o el cabreo. Pocos son ya los que tienen una edad que les permita no haber convivido con los atentados de ETA..

Y no es que estemos contentos ni que aceptemos siquiera esa triste realidad.

Miramos hacia arriba: nos encontramos la figura del Presidente Zapatero (es decir, PZ, no ZP que sólo fue un slogan electoral que encontró el peldaño para su victoria el 11-M). No debe dudarse que ZP/PZ no apoya a ETA. Ni que no desea su desaparición. El problema está en la forma de que ETA desparezca. A ZP/PZ parece no entusiasmarle una victoria policial; lo que parece atraerle hasta el punto de cometer los mayores errores es la idea de una rendición de ETA en la que él acepte esa rendición y, noblemente, como Spinola en el cuadro de Las Lanzas, se muestre benévolo con el vencido, inclinándose para tocar cortésmente su brazo.

Y miramos hacia abajo. Hay algo que asusta en ese mundo creciente de fontaneros, cloaqueros, confidentes, espías, topos... Los servicios secretos se muestran cada vez más secretos, más irresponsables, más libres, más poderosos. Y probablemente más creativos. No importan que acumulen errores, porque acto seguido dejan deslizar la idea de que no fue un error, sino una maniobra.

Espías y espiados comienzan a confundirse en una masa indistinguible, donde para ser fiable hay que matar incluso. Los jefes de los espías son espiados y no se sabe si por los nuestros o por los de ellos o por todos ellos, claro. ¿Hay alguien libre ahí arriba?

La próxima víctima de ETA estará a estas horas preparándose a cenar con su familia. Cuando muera, los políticos se encontrarán con micrófonos bajo sus narices y repetirán las mismas palabras. Los periodistas tendrán que llenar sus columnas y reiterarán su mismas ideas y palabras. Nosotros comeremos mientras vemos los telediarios y sentiremos algo que puede ser desesperanza, cabreo o indiferencia, según las personas.