lunes, 24 de noviembre de 2008

Economía y política en España: El caso Lukoil (2)

Por Federico Quevedo (elconfidencial.com)

Es, probablemente, uno de los hechos más graves ocurrido en nuestro país en los últimos años. Como muestra, un ejemplo de lo que significa esta operación: si buscan en Google Lukoil y su consejo, verán que la mayoría de los consejeros de nacionalidad rusa son antiguos agentes del KGB y de los actuales servicios secretos de la era Putin. Buena parte de ellos, además, están vinculados a la mafia rusa, como parece estarlo su propio presidente, un oligarca amigo de Vladimir Putin que ayudó a este en la campaña. No estamos hablando de una tontería, sino de algo muy serio. Como digo, uno de los hechos más graves de los últimos años, por sus implicaciones y por las consecuencias que puede llegar a tener. Lukoil no es una empresa privada, aunque lo sea societariamente, porque en Rusia la energía es un sector geoestratégico y, de hecho, ni Lukoil ni ninguna otra empresa energética en aquel país toma decisión alguna sin que antes esa decisión haya sido aceptada en el Kremlin y, es más, habitualmente estas empresas actúan como punta de lanza de los planes geoestratégicos del gobierno ruso.

 

Aquí, sin embargo, se nos ha querido vender la operación de Lukoil como una cuestión de mercado, pero a estas alturas podemos afirmar que cuando hace un par de semanas se lanzó el globo-sonda de la posibilidad de que Gazprom se hiciera con el 20% de Repsol en manos de Sacyr, lo cierto es que la compañía pública rusa estaba actuando de liebre en una operación de caza mayor: si a Gazprom se le negaba el derecho a comprar ese paquete por ser pública, ¿qué excusa  podía ponérsele a Lukoil que, en principio, es privada? Pero la realidad es otra bien distinta: Rodríguez Zapatero está abriendo las puertas del corazón de nuestro capitalismo patrio a la mafia rusa para hacerle un favor a sus amigos Del Rivero y Botín, necesitados ambos de liquidez inmediata y de desprenderse de sus acciones de la petrolera el primero, y el segundo recuperar su parte del préstamo sindicado que capitaneó para que Sacyr adquiriera el 20% de Repsol al doble de lo que cotiza ahora.

 

Lo que está favoreciendo Rodríguez, en contra incluso de buena parte de su Gobierno, no es una operación económico-financiera al uso, a la que no habría nada que reprochar en la medida que los actores son supuestamente privados. Lo que está favoreciendo Rodríguez es, como digo, una operación para satisfacer las necesidades de sus amigos, por un lado, y por otro, y si cabe es lo más grave de esta historia, está pretendiendo afianzar una relación especial con Rusia que en absoluto coincide con los planteamientos geoestratégicos de la Unión Europea y, mucho menos, de Estados Unidos.

 

Tenemos ejemplos recientes: España tuvo una participación muy activa a la hora de evitar que la UE sancionara a Rusia por la invasión de Georgia pero, es más, recientemente consiguió que la UE no sacara adelante una comisión para investigar las violaciones de los derechos humanos durante ese conflicto. Les contaré algo que no saben: esa información llegó a oídos del equipo de Obama durante la campaña electoral, y el comentario en una de las reuniones de los asesores del ahora presidente electo fue: “Si creen que con esto nos están haciendo un favor, están muy equivocados”, refiriéndose al Gobierno español. Ahora se entiende, también, aquel comentario de Rodríguez al New York Times cuando dijo que lo que más temía de McCain era que resucitara la Guerra Fría, cuando lo cierto es que no es Washington, sino Moscú, quien está poniendo las bases de un nuevo periodo de tensión entre las dos superpotencias, como se puso de manifiesto tras las elecciones norteamericanas cuando Putin recibió la victoria de Obama con un nuevo despliegue de misiles.

 

¿Se han preguntado ustedes porqué ningún país europeo ha permitido la entrada de capital ruso en el corazón de su sistema energético? La entrada de Lukoil en Repsol no puede leerse en clave de colaboración: por mucho que las autoridades españolas se empeñen, la voluntad de los rusos es la de acabar controlando la compañía y todo lo que eso supone, y el problema es que los accionistas españoles no saben cómo se las gastan. Con todo, la ambición de Lukoil no es controlar el mercado energético español, sino que el objetivo de las autoridades rusas es tener controlado el mercado energético del sur de Europa -el del norte de Europa ya es dependiente- y, yendo más allá, el de América Latina. Lo que la Unión Soviética no consiguió ni en tiempos de la Guerra Fría, parece que puede obtenerlo ahora Rusia gracias a la debilidad de un presidente de Gobierno que no es consciente -creo- del alcance de una operación con la que pretende sacar a sus amigos del lío en el que él mismo les había metido.

 

De verdad, ¿alguien puede pensar que Lukoil va a pagar a Sacyr lo que no quería pagarle nadie, por razones económico-financieras? Solo hay una explicación política a esta operación, una operación que no solo afecta a Repsol, sino también a Gas Natural aunque en un principio la compañía parezca estar ‘blindada’ ante la posibilidad de control extranjero de su consejo. Miren, si de verdad era tan importante que Sacyr se deshiciera de ese paquete, casi mejor que lo hubiera comprado la Sepi para luego venderlo en mejores condiciones bursátiles. Y se lo dice un enemigo acérrimo de la presencia del sector público en la economía.


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