lunes, 31 de enero de 2011

Ciencia e Investigación: Consideraciones acerca de I+D+i en España


La inversión en investigación apenas crece en ESPAÑA. Sólo se destinó (datos de 2.009) un 1,39% del PIB, aunque ha mejorado con respecto a 2008 pasando del 1,38 al 1,39% del PIB, todavía se encuentra lejos de los porcentajes que destina el resto de países; mientras que la media europea está en el 2,01%, y muy por encima se encuentran Finlandia o Suecia, que destinan el 3,96% y el 3,6% de su PIB a la investigación y el desarrollo.
Según su propia pág. web,http://www.csic.es la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es la mayor institución pública dedicada a la investigación en España. Adscrita al Ministerio de Ciencia e Innovación,su objetivo fundamental es desarrollar y promover investigaciones en beneficio del progreso científico y tecnológico, El CSIC  abarca desde la investigación básica a la transferencia del conocimiento al sector productivo cubriendo todos los campos del conocimiento. Su actividad, que abarca desde la investigación básica hasta el desarrollo tecnológico, se organiza en torno a ocho áreas científico-técnicas:
  • Área 1. Humanidades y Ciencias Sociales
  • Área 2. Biología y Biomedicina
  • Área 3. Recursos Naturales
  • Área 4. Ciencias Agrarias
  • Área 5. Ciencia y Tecnologías Físicas
  • Área 6. Ciencia y Tecnología de Materiales
  • Área 7. Ciencia y Tecnología de Alimentos
  • Área 8. Ciencia y Tecnologías Químicas

A pesar de su, todavía insuficiente inversión en este campo, España es la novena potencia científica del mundo, en cuanto a cantidad de ciencia producida, de acuerdo con alguna clasificación de ámbito internacional; a titulo de ejemplo,  y según dicha lista, por detrás de España, a escasa distancia, se sitúan gigantes emergentes como Australia, puesto 10, Corea del Sur (puesto 11), India (12) o Brasil (15). Por delante, lo esperable: EE UU, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, China, Canadá e Italia.
¿Qué significa ocupar el noveno lugar? No solo se mide la producción científica de cada país, parámetro clave en las políticas de I+D+i, sino también el rendimiento de las instituciones, de cada área y de cada investigador en todo el mundo. Por supuesto, las clasificaciones no son perfectas, y es diferente atender a criterios de cantidad que de calidad; por ejemplo si se atiende a criterios de calidad, la posición española desciende varios puestos, hasta el 14, o incluso notablemente más abajo, rondando el 20, según se apliquen otros baremos de precisión.
Para muchos expertos es urgente reorganizar la ciencia española de manera que se promueva intensamente la investigación de excelencia, y cuando se habla de tecnología, la cosa es inaplazable porque en patentes registradas descendemos hasta la posición 30 mundial. Además, estar mejor posicionados en cantidad que en calidad seguramente implica que no se están utilizando los recursos adecuadamente.
Cuando un científico hace un descubrimiento lo da a conocer mediante sus publicaciones de  artículos en revistas científicas. El conocido aforismo anglosajón “publish or perish” refleja con exactitud la importancia que revisten las publicaciones en los curricula de los científicos. Pero como existen miles de revistas y una enorme avidez por publicar, las revistas más prestigiosas, someten cada artículo recibido a la evaluación de comités de expertos que deciden acerca del valor que aportan y originalidad, en definitiva, calidad.
Medir la calidad de un trabajo de investigación, si bien es complejo,la ciencia tiene sus propios recursos para realizarlo. Por ejemplo, no solamente se valora el número de artículos publicados, sino contando el número de las citas que se consigue obtener de los mismos, que reflejan el aprecio de los resultados que un investigador logra por parte de sus colegas, pues cada aportación debe señalar en qué trabajos previos se sustenta. La biología y bioquímica española, por ejemplo, ocupa el puesto nueve por número de artículos, pero pasa al 12 cuando se miden las citas, es decir, el impacto o la calidad. En química, la cantidad sigue en el nueve, pero la calidad sube al séptimo lugar; en física, en el nueve y en el 11 respectivamente.
Existen por tanto varias medidas a adoptar para mejorar la calidad de nuestra investigación además de, naturalmente incrementar la dotación preupuestaria a los niveles recomendados por la Unión Europea; sin animo de ser exahustivos señalmos algunas de dichas medidas:
1.- Establecer una remuneración por objetivos y en función de resultados; ello exige una correcta y justa evaluación de cada individuo investigador, cosa difícil pero no imposible.
2.- Estabilidad en el trabajo y la motivación de los científicos.
3.- Conseguir nuevas vocaciones y por otra evitar la emigración de los mejores cerebros a terceros paises.
No es solo el aspecto económico el que motiva y vincula a este especial tipo de trabajadores.
4.- La participación de científicos españoles en organismos de investigación internacionales en programas  multinacionales es muy provechosa, lo mismo que la presencia en España también de centros de reconocido prestigio mundial con presencia y metodos de gestión excelente.
5.- Colaboracion con la industria buscando temas de interés práctico que finalicen en la obtención de  patentes.
Se precisaría por tanto conseguir un ambiente de trabajo tan grato como el de las empresas punteras de software ( léase, Microsoft, Apple, Google...) en el que  se pueda desarrollar una carrera científica a la que se incorporen las personas con verdadero talento e ingenio y que se vean intensamente motivadas tanto por unos claros y ambiciosos objetivos científicos como por unas condiciones económicas y de estabilidad adecuadas a sus especiales características  de nivel intelectual y social que rechazan la rutina como característica de su trabajo.
F.J.

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